Tuesday, December 30, 2008

LAS PRIMERAS DIEZ REUNIONES

Me sorprendí cuando observé que cada lunes, de manera metódica, se repetían las reuniones y las reflexiones, cual cantos gregorianos, en un continuo lamento (por falta de dinero) y exaltación a los grandes logros obtenidos. Bueno, yo no sabía ni supe a cuáles logros hacían referencia.
Lo cierto del caso es que estas reuniones parecían más unas actividades destinadas a darse fuerza entre los cincuenta asiduos participantes, todos ellos dirigentes vecinales de las comunidades más disímiles que pueda uno imaginarse. ¿Cómo hacían para asistir al sitio de reunión, cuando ni eran empleados o dueños de algún negocio? Esta interrogante me la respondía la convicción expresada por todos ellos de estar trabajando por su propio porvenir. Un convencimiento a toda prueba. Pero si de pruebas hablo, debo referirme hasta el más vil chantaje, u ofrecimientos que nada tienen que envidiarle a las mafias que podemos ver en películas o series como Los Sopranos. Faltaba tiempo, pero llegarían los ofrecimientos, “las pruebas de fe”.

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