Tuesday, December 30, 2008

EL FUTURO

Este capítulo no está escrito. Pienso que nadie conoce lo que queremos depararnos con nuestras acciones.
Lo que sí tomo como cierto, es que los partidos políticos deben revisar su accionar; reencontrarse con el electorado; conocer las maneras de superar las prácticas perversas del pasado; aprender de las verdaderas motivaciones del Venezolano; deberán contribuir a construir una sociedad más justa, decente, de inclusión real. Deberán, en mi humilde opinión, dejar a un lado la pretendida negociación política, el voto entubado, la descalificación, la multiplicación de la mentira para construir supuestas verdades.
Lo que sí tomo como cierto, es que todo ciudadano debe incursionar con responsabilidad en el acontecer de su círculo de influencia; aportar con desprendimiento lo poco o mucho que permita resurgir de tanto egoísmo y agendas ocultas. La aspiración al poder debe ser reforzada en su genuino concepto de medio para obrar en beneficio del colectivo. En la medida que la política siga siendo conducida como una obra teatral o película, con un guión preconcebido, con actores de reparto que asumen el papel reservado al electorado, el papel de ELEGIR, estaremos dando vueltas en un círculo perverso. Estaremos ratificando una y otra vez que “la culpa es de la vaca” (todos menos yo, son responsables de la crisis).
Lo que sí tomo como cierto, es que los dueños y directores de medios de comunicación deben saber cuándo asumen posiciones personalísimas y cuándo asumen las concesiones de medios para generar matrices parcializadas que en poco (en mi opinión) contribuyen a la madurez política de un país que busca con anhelo, respuestas claras a su acontecer social.
Estamos, en mi humilde opinión, experimentando una importante pérdida de valores, donde destaca no reconocer ni aceptar las diferencias de criterio; donde todo lo que no refleje mi imagen, lo consideraré adverso para la nación, para la democracia, para las futuras generaciones, para cualquier cliché que quieran troquelar una y otra y otra vez. Ojo, no hablo solo del discurso desde el sector oficialista, incluyo en este pensamiento al extremista de la oposición, aquel que soñaba que repitiendo “soy lo contrario al chavismo” era la mejor carta de presentación, la que le daría el triunfo electoral.
En definitiva, todos tenemos que madurar, reflexionar, actuar. No será matando a los mensajeros que eliminemos el origen de los mensajes.
Soy optimista, me siento orgulloso de mi primer salto en la política. He aprendido que más allá de las noticia, hay gente, mucha gente de carne y hueso que tiene esperanzas, anhelos, sueños. Gente común y corriente que quizás no cuente con nuestros títulos universitarios, con nuestras comodidades económicas, con nuestra facilidad de palabra. Pero tienen algo que nadie les podrá arrebatar: su capacidad de soñar y de vencer, día a día, las penurias que se encuentran en esta vida.
Ratifico que es importante no dejarse arrastrar por las apariencias. Lejos estoy de pretender hacer un ataque a los medios. Pero cuántas veces no salen noticias y nombres vinculados a hechos criminales cuando nadie, absolutamente nadie, está en conocimiento de la verdad verdadera pero que por el mero hecho noticioso, han sido expuestos al escarnio público y han sido sentenciados de facto.
Con seguridad el discurso oficialista se hará más encendido, promoverá procesos eleccionarios a favor de la reelección presidencial basados en la mayoría numérica de votos obtenidos a nivel nacional, traducido a su vez en cantidad de estados y de alcaldías, incluidos los consejos legislativos regionales. ¿Actuará la oposición como lo hizo para el 23 N? ¿”Permitirá” Caracas que los estados escojan sus mejores candidatos a Concejales y a la Asamblea Nacional?, ¿se trazará una estrategia coherente, de común acuerdo, sin protagonismos de la pantalla chica y de comentaristas de oficio? Lo veremos y quizás, estemos nuevamente revisando los resultados y concluyendo que la culpa es de la vaca.

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